Autores: Anna Książek, Andrea Pucci
Traducción: Ione Andia
Durante nuestro viaje nos movemos de un proyecto a otro y siempre es muy difícil dejar atrás a esa gente guay que nos abrieron sus casas. Pero en los primeros cinco meses de nuestro viaje tan solo una vez estuvimos preparados para dejarlo todo y simplemente quedarnos allí para siempre (o al menos por un poco más de tiempo). Los doce días que pasamos en la selva tailandesa, en el ecoturismo Wang Khunphrom, ganaron una plaza entre las más bonitas experiencias de nuestras vidas. Es difícil encontrar palabras para describir la autenticidad y el cuidado de los que crearon esta comunidad. Nos dieron tanto amor – ya que es difícil llamarlo de otra manera – especialmente Pitua, iniciador de este proyecto basado en comunidad, su mujer Rat y Mila, su hija de 5 años. Aunque todas las personas involucradas en Wang Khunphrom hicieron todo lo posible para que nos sintiéramos como en casa.
Crecí en Khao Sok - dice Pitua – Cuando era joven veía a muchos extranjeros venir. Era bueno, traían dinero, trabajos. Pero el tiempo pasó y 10 años más tarde el negocio familiar en Khao Sok cambió. Muchas compañías llegaron de fuera. Vieron la oportunidad de ganar dinero aquí y empezaron algo que no conocíamos antes: confort, habitaciones con aire acondicionado. Ahora lo que se puede ver son muchas agencias, ya no tenemos acceso al rio. Era nuestra fuente de trabajo y comida, y dicen que ya no es para nosotros, es para los turistas. Antes teníamos una comunidad, hablábamos entre nosotros, pero ahora eso ya no existe. Es demasiado tarde para cambiarlo, las empresas externas crecieron y ya nadie escucha. La comunidad cayó, todos luchan por tener clientes. Y los clientes acuden a habitaciones VIP, no a casas simples, cabañas de bambú o aventuras como antes. Los clientes cambiaron. Nuestro trabajo cambió. Todos los operadores turísticos, todo se hace desde afuera. Este es un problema para los guías locales. No pueden hacer nada. Solo esperar a que estas compañías les den empleo. Tienes que aceptar su precio y sus condiciones. No pagan mucho, simplemente se sientan y ganan dinero para ellos mismos. No me gustó. Y esto me hizo pensar en mi granja, mi familia. Por aquí, a unos 15 km de Khao Sok, la naturaleza también es bonita, tenemos aguas termales y muchas atracciones. Y una comunidad en el pueblo.
Nos pusimos en contacto con Pitua a través de Bodhi, a quien encontramos en workaway.info. Sabíamos que teníamos que cruzar Tailandia mientras íbamos por tierra desde Camboya a Malasia, así que pensamos en unirnos a algún proyecto interesante en el camino. Pero no teníamos mucha esperanza ya que había poco margen de tiempo y, por lo general, la mayoría de proyectos de workaway en Tailandia están llenos. Así que nos sorprendió recibir una rápida respuesta de Bodhi: ¡Venid! Si estáis preparados para pasar dos semanas en medio de la selva y no os importa que solo unos pocos en el pueblo hablen inglés, os estamos esperando.
Nuestro acuerdo era crear una página web y una campaña de marketing para el ecoturismo Wang Khunphrom a cambio de un sitio donde dormir, comida y la posibilidad de probar las actividades que organizan. Y hay muchas. Comenzamos haciendo trekking en la selva a través de las cascadas y el rafting en bambú, entonces, llegó el momento de acampar en la cima de la montaña, un baño al amanecer en las aguas termales y, sobre todo, de una excursión a la presa de Ratchaprapha, uno de los lugares más bonitos en el mundo. Pasamos allí una noche inolvidable durante la época navideña, dándonos un baño en el lago bajo la luna llena, con rocas de piedra caliza que sobresalían del agua como escenario. Hicimos todas esas actividades junto con la gente del pueblo: mujeres, hombres y niños con quienes compartimos momentos inolvidables, observando sus costumbres, relaciones y vida cotidiana.
Empezamos el ecoturismo Wang Khunphrom hace 3 meses. En primer lugar, intenté hablar con la gente del pueblo para encontrar a aquellos que estuvieran interesados en crear un negocio turístico comunitario. Encontramos a 9-10 personas. Todos pusieron la misma cantidad de dinero y todos compartieron ideas. No queremos tener un negocio que crezca de forma desatada como en Khao Sok, donde cada uno va a lo suyo. Queremos mantenernos unidos, haciendo algo como sociedad, como comunidad.
Hay una gran diferencia entre turismo comunitario y esas compañías enfocadas en el turismo de masas. El primero ayuda a que la comunidad crezca, se construye por personas y para personas. Hay democracia y atención para las necesidades de todos. Quieren que los turistas experimenten lo que es vivir en este lugar determinado, abriendo sus casas, compartiendo su vida diaria y la belleza de la naturaleza en la que deambulan: una inmersión total en la cultura de las personas. Por ello, lo hacen con respeto al medio ambiente y la sociedad. El respeto y la apertura de mente es lo que exigen a los turistas. Las ganancias se reinvierten en el desarrollo del lugar.
El turismo de masas es a menudo el resultado de inversiones externas con un dudoso retorno. Desafortunadamente, se realiza principalmente explotando el medio ambiente y a la gente, exprimiendo tanto como puedan hasta que el lugar se eche a perder. Esto es lo que está pasando ahora en Khao Sok. Los peces gordos vinieron del extranjero y ganaron mucho dinero sin preocuparse lo más mínimo por los locales.
Gente como Pitua quienes intentan construir un modelo alternativo son extremadamente importantes. Lo llamamos changemaker por la forma en la que intenta desarrollar las cosas, con amor a la naturaleza, atención a los locales y disfrutando de los turistas. Quiere ofrecer a quienes vienen una experiencia de vida autentica y personalizada, no solo un paquete predefinido que se ha diseñado para montones de turistas, que no tiene nada en común con la realidad. Y declara un firme rechazo al maltrato de los animales, a la destrucción de la naturaleza y la cultura.
Todos los beneficios que compartimos son públicos, van a la escuela, al templo, son para todos. También es importante para nosotros ayudar a la naturaleza aquí. Durante los 15 años que he estado viviendo aquí muchos animales han muerto a diario por la caza. Osos, cerdos blancos, monos... No es tanto para comer, sino que todavía hay un gran mercado para vender. La gente local necesita ganar dinero, no pueden encontrar otro trabajo. Si nuestro negocio turístico tiene éxito, lo entenderán mejor y seguro que dejarán de cazar. Los jóvenes encontrarán alternativas. Si esta iniciativa crece aquí de la manera que queremos, todo irá a mejor. Salvaremos a muchos animales y la naturaleza volverá a su estado inicial. Todavía tenemos bosque y animales. Pero si no hacemos nada, pronto desaparecerá.
La vida en la selva tiene sus propias reglas. Algunos pocos trabajan en la ciudad de al lado y vuelven para tan solo el fin de semana. La mayoría de ellos viven de la plantación de caucho y palma. Es un trabajo muy específico, el caucho debe recogerse por la noche, cuando el calor no seca su líquido. No tiene nada que ver con un trabajo de 9 a 5; todas las actividades siguen el ritmo de la naturaleza.
La mayoría de los lugareños tienen granjas, caucho o plantaciones de palma. No tienen que trabajar durante el día. Tienen tiempo libre ¿Por qué no usarlo para un buen propósito? Con este grupo ya hicimos antes muchas cosas por la sociedad, voluntariados, festivales… Ya tenemos mucha experiencia trabajando como equipo.
Se puede ver cuando vienen los turistas, aunque sea sin previo aviso, cómo en pocos minutos el equipo Wang Khunphrom puede organizar el rafting en bambú, aunque desde el punto de vista logístico no sea tan fácil. Y después del rafting, los turistas están invitados a frutas y aperitivos. Cabe mencionar que la comida preparada por Rat es definitivamente uno de los aspectos más destacados de Wang Khunphrom. Difícilmente hemos comido tan bien y tan a menudo como en Wang Khunphrom.
Compartieron con nosotros todo lo que pudieron, dándonos también todo el espacio cuando lo necesitáramos. Dormimos solos en medio de la selva, lo que fue también una gran experiencia. El silencio no existe en la selva, siempre hay algo que chilla, silba, jadea, grita, llora, chirria, zumba… Cuanto menos ruido humano haya, más variedad de sonidos encontramos. Especialmente por la noche. Cuando se pone el sol, los muchos habitantes de la selva cobran vida. No puedes verlos, están ocultos en la oscuridad, en los árboles, son muy pequeños, muy ágiles, de color similar a las ramas, hojas y plantas. Pero no te dejan que te olvides de ellos. Cierras los ojos y justo encima de tu cabeza alguno sin especificar está comiendo una rama de bambú, que forma parte del techo sobre tu tienda. Río abajo empieza la fiesta: animales grandes y pequeños se unen a ella. A veces, el perro- el único acompañante en un kilómetro a la redonda – empieza a ladrar y esperas que sea suficiente para ahuyentar lo que provocó su reacción. Tienes que dejar que la selva viva su propia vida, no interfieras en ella. El tiempo de la actividad humana terminó al mismo tiempo que el sol se puso y hasta el amanecer no será el humano quien mande aquí.
Los locales dicen que la selva es completamente segura, solo tienes que seguir sus normas. Probablemente tengan razón, pero ellos conocen las normas desde su juventud mientras que nosotros tenemos que aprenderlas desde el principio y más vale que lo hagamos rápido. ¿Qué araña es peligrosa? ¿Qué debes hacer cuando una serpiente cuelga de una rama sobre tu cabeza? Aquel pez que come tu piel en el rio, ¿Solo te hace un agradable masaje o es mejor que lo intentemos evitar? ¿Qué plantas no deberíamos tocar? ¿Qué es comestible y qué es venenoso? Esta última pregunta puede ser particularmente interesante ya que aquí los locales comen cosas que nosotros ni siquiera tocaríamos. Cada día aparece algo de comida “de la nada” y esa es una gran razón para celebrar. Pescado, gusanos, frutas – no se desperdicia nada. Bajamos haciendo rafting rio abajo, parando cada pocos minutos: alguien vio un montón de frutas de palma; las cogemos y continuamos el camino. La próxima parada es para recoger hierbas para la cena de hoy, que crecen a orillas del rio. Pasear en la selva hacia la cascada fue una gran experiencia ya que a cada paso aprendimos algo sobre el uso de una planta en particular. Como planta, como material de construcción, las hojas se pueden usar en lugar del Red Bull y son excelentes para un té o para fumar. Cada habitante de la selva tiene un gran conocimiento y energía. Dos semanas con ellos fue una gran enseñanza de vida. Sobre la naturaleza, los valores, la comunidad.
La selva, al igual que la naturaleza en cualquier otra parte del planeta, está sufriendo. Pronto, experiencias como la descrita anteriormente no serán más que meros recuerdos. El turismo comunitario es una de las pocas alternativas si queremos mantener vivos lugares como este los próximos años.
Changemaker, Pitua - iniciador del proyecto Thai Jungle Life, experimentado guía de la jungla, líder de la comunidad que vive cerca del Parque Nacional Khao Sok en Tailandia.
El rafting en bambú es una de las atracciones turísticas ofrecidas por Thai Jungle Life. Durante el viaje puedes admirar la naturaleza en la selva; nos encontramos algunas serpientes, muchos peces, muchos tipos diferentes de plantas, muchas de las cuales las utilizan los locales en su vida diaria.
La comunidad de Thai Jungle Life, que juntos lideran un proyecto de ecoturismo, tomando decisiones, invirtiendo y participando en actividades juntos.
Las serpientes en la selva tailandesa se pueden encontrar en todas partes. También justo encima de tu cabeza…
Una de las principales fuentes de dinero para la gente de la selva tailandesa es el caucho. Al cortar la corteza del árbol de caucho, un líquido gotea en el contenedor.
Un habitante de la jungla cerca de Khao Sok recolecta frutos de palma con una cuchilla construida sobre un poste largo. La plantación de palmeras es uno de los mayores peligros para la selva, que se corta para dar espacio a un área cultivada.
Durante los viajes a las montañas, turistas caminan con familias de Thai Jungle Life.
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